El niño intentaba esconder sus manos de mí en el autobús escolar — y cuando las vi, se me encogió el corazón

Llevo quince años conduciendo el autobús escolar. No es un trabajo fácil, pero los niños son la razón por la que me levanto cada mañana. He visto de todo, pero lo que ocurrió la semana pasada no lo olvidaré jamás.

Aquella mañana hacía un frío especialmente intenso, pero no fue el hielo lo que me hizo detenerme — sino un suave sollozo desde el último asiento del autobús.

Después de dejar a los niños en la escuela, como siempre, caminé por los pasillos para comprobar si alguien había olvidado un cuaderno o unos guantes. De repente, oí un pequeño llanto. En la esquina, junto a la ventana, estaba sentado un niño de unos siete años. Su chaqueta era delgada, la mochila en el suelo.

— Eh, pequeño, ¿qué haces aquí? — le pregunté.

No me miró, escondió las manos detrás de la espalda.
— Yo… sólo tengo frío, — susurró.

Me agaché a su lado.
— Enséñame las manos, pequeño.

Me arrodillé a su lado, sintiendo que algo no iba bien.
— Enséñame las manos, — pedí en voz baja.

Tardó en decidirse. Luego las extendió despacio. Las pequeñas manos temblaban — la piel agrietada, amoratada, con pequeños rasguños. Parecía que con sólo tocarlas se romperían como el hielo.

— ¿Dónde están tus guantes? — le pregunté, tratando de que mi voz no temblara.

— Se rompieron… — bajó la mirada. — Mamá dijo que comprará unos nuevos cuando pueda. Ya hacen todo lo posible… Esperaré. Solo… quería calentarme un poco las manos aquí. Afuera hace mucho frío.

Algo dentro de mí se encogió. Miré esos pequeños dedos y entendí que no debía esperar.

— ¿Y si no tuvieras que esperar tanto? — dije con una sonrisa. — En la tienda junto a la escuela vi unos guantes y una bufanda muy bonitos. Te los compraré, ¿sí? Mientras tanto, ponte los míos. Son grandes, pero cálidos. Así tus manos se calentarán… hasta nuestro próximo encuentro.

Levantó la vista y de pronto sonrió — tímido, agradecido.
Y en ese momento sentí que, junto con sus manos, también se había calentado mi corazón.