De noche mi vecina que tiene casi setenta años intentó trepar la cerca

 De noche, mi vecina, que tiene casi setenta años, intentó trepar la cerca. Cuando descubrí por qué estaba escalando desesperadamente las cercas y hacia dónde se dirigía, quedé horrorizada…

Por la noche no podía dormir y yacía impotente en la cama. Involuntariamente miraba por la ventana. Entre la niebla, noté algo extraño.

Mi vecina, que tiene casi setenta años, con completa concentración y sorprendente agilidad, intentaba trepar la cerca.

Me quedé paralizada: siempre me había parecido una mujer tranquila, sensata y discreta. Esa escena era tan increíble que no podía apartar la mirada y decidí observar qué haría después.

Saltó su cerca, luego se dirigió a la mía y, con destreza, trepó hasta mi patio. Ya era bastante tarde para una visita, y además, no se suele ir a casa de los vecinos a esas horas.

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De repente, escuché un suave golpeteo en la puerta. Mi corazón se detuvo. Tras unos segundos, la vecina apareció detrás de la puerta. Temblaba y me miraba con precaución.

– Por favor… ayúdame… – susurró apenas, con los ojos llenos de miedo.

Fue entonces cuando comprendí lo que sucedía en su casa. Cuando su hijo empieza a beber, cambia: se vuelve grosero, agresivo, y a veces incluso levanta la mano contra su madre. Ese día llegó a casa borracho, y la vecina, aterrorizada, huyó para salvarse.

La abracé, le di té caliente y la tranquilicé. Se quedó en mi casa unos días mientras buscábamos juntos cómo ayudarla. Contactamos agentes para vender su casa y encontramos un buen hogar para ancianos donde podía vivir tranquila.

Después de una semana, ya se había adaptado, hablaba con los vecinos, reía y paseaba por el patio sin miedo. Veía la vida brillar de nuevo en sus ojos.

Finalmente, la vecina que conocía como una mujer tranquila y discreta pudo vivir feliz, sin miedo ni violencia.