El conductor empezó a hacerme cumplidos y a invitarme a salir։ Le mostré mi vientre con sorpresa, pero lo que me respondió me dejó sin palabras

Después de otra revisión médica, volvía a casa — el médico había dicho que todo iba perfectamente y que en diez días por fin vería a mi bebé. Caminaba feliz — en mi cabeza giraban nombres, pañales, una cuna…

Y de repente — el chirrido de unos frenos. Un coche se alineó suavemente a mi lado, y desde la ventana se oyó una voz halagadora:
— Señorita, ¿sabe que desde atrás parece una pintura de Renoir?

Parpadeé. ¿Quizás no era conmigo? Miré alrededor — nadie. Entendí: hablaba conmigo, una futura madre de nueve meses.

Sorprendida, le mostré mi anillo de boda. Él solo sonrió con picardía. Entonces, medio en broma, me giré de lado para que viera claramente mi gran barriga. ¡Nueve meses, por cierto!

Pero en lugar de irse, sonrió aún más:
— ¿Y qué? ¿Vamos a una cita?

No sabía si sonrojarme o enfadarme. Sinceramente, en el fondo, sentí una ligera sensación… halagadora — alguien todavía me veía como mujer, no solo como “futura mamá”. Pero aun así respondí con firmeza:

— ¿No ve que estoy embarazada? ¡Daré a luz en diez días!

Finalmente pareció notar mi vientre. Pensé: “Bueno, ahora se disculpará y se irá.”
Pero en vez de eso, pareció captar algo en el aire, algo que no entendió de inmediato…

Se encogió de hombros, se rascó la cabeza y dijo lentamente:
— Entonces… en diez días…

Me estremecí internamente, preparándome para escuchar algo imposible.
Y añadió, como si hablara consigo mismo:

— Aunque… no, mejor en quince días. Será más tranquilo.

Luego me miró, como si acabara de tomar una decisión, y con una ligera sonrisa dijo directamente:
— Bueno… entonces nos vemos en quince días. ¿Qué dices?

Me quedé allí, sorprendida e incrédula. La risa casi me escapaba, mientras pensaba: “¿De verdad me está pasando esto a mí?!”