A mi perro y a mí nos encanta pasear por el bosque, pero ese día fuimos demasiado lejos. El sendero desapareció, y la densa vegetación a nuestro alrededor se volvió casi impenetrable. Lo llamaba, trataba de alcanzarlo, pero corría delante de mí, como si me guiara hacia algo importante.
Después de un rato, me di cuenta de que había perdido completamente la orientación. De repente, apareció una extraña silueta frente a mis ojos: en una pequeña depresión del bosque había un viejo helicóptero.
Estaba cubierto de óxido, moho y vegetación, como si hubiera estado escondido allí durante décadas después de un accidente. Todo el bosque parecía en silencio, el aire se volvió espeso y siniestro.
Estaba a punto de pedir ayuda, pero el perro volvió a correr hacia adelante. Su comportamiento era extraño —como si hubiera olfateado algo dentro—. La curiosidad y la ansiedad se mezclaron, y lo seguí.

Reuniendo valor, saqué mi teléfono y marqué el 911. Con dificultad, logré decir:
— He encontrado un viejo helicóptero en el bosque, aquí están las coordenadas… Por favor, envíen ayuda lo antes posible.
Poco después, se escuchó el sonido de un helicóptero sobre el bosque, sirenas, los rescatistas se acercaban al lugar. Mi perro corría nervioso a mi lado, mientras yo no podía apartar la vista de la misteriosa máquina.

Cuando el equipo entró con cautela, lo que descubrieron heló la sangre de todos: era el helicóptero que había desaparecido hacía siete años. El accidente que nunca se había encontrado. Dentro estaban los restos de la tripulación, aquellos que se creían desaparecidos.
Las familias de las víctimas finalmente pudieron despedirse, celebrar un funeral y rendirles homenaje.

Me quedé allí, mirando el casco oxidado del helicóptero, comprendiendo que a veces el bosque guarda sus secretos durante décadas, y solo una coincidencia puede sacar la verdad a la luz.
Mi perro se acercó en silencio, apoyándose en mí —y ambos entendimos que habíamos sido testigos de algo increíble.






