Desde el nacimiento del niño, él y su pastor alemán habían sido inseparables. Corrían por el patio, rodaban en la hierba, jugaban a la pelota y después veían dibujos animados juntos.
El perro soportaba pacientemente que el pequeño le tirara de las orejas o se subiera a su lomo, y solo movía la cola, demostrando que aquel era, sin duda, su mejor amigo.
Para los padres, aquello era felicidad: su hijo siempre estaba acompañado, de buen humor, y además tenía a su lado a un guardián fiel y protector.
Pero un día, tras horas de juegos, el niño y el perro se quedaron dormidos en el sofá. El pequeño abrazó fuerte al animal, apoyando su mejilla contra el pelaje cálido.
Los padres se asomaron a la habitación y sonrieron: la escena era tierna y tranquila. Incluso tomaron una foto del momento y se fueron a dormir, convencidos de que todo estaba bien.

La garganta del niño se había hinchado gravemente, sus labios se habían puesto morados y respiraba con dificultad. Se trataba de una reacción alérgica severa, provocada por el contacto prolongado con el pelo y la saliva del perro.
El pequeño se salvó solo por un milagro y gracias a que los padres llamaron a la ambulancia a tiempo.
Más tarde, los médicos explicaron: aunque el animal esté limpio, vacunado y bien cuidado, las alergias en los niños pueden aparecer de forma repentina y con una gravedad extrema.
En los más pequeños, las vías respiratorias son muy estrechas, y hasta una leve inflamación puede provocar asfixia. Por eso es peligroso dejar que un niño duerma toda la noche pegado a una mascota.
Los padres tuvieron que admitir que el amor y la amistad son maravillosos, pero la salud de su hijo es más importante que cualquier cosa.
Desde entonces, nunca más permitieron que su hijo y el perro durmieran juntos sin supervisión, y aconsejaron a otras familias lo siguiente:

hacer pruebas de alergia a los niños con regularidad,
mantener el pelaje de la mascota limpio,
y nunca dejar a los niños pequeños solos con animales, incluso con los más dóciles y cariñosos.
A veces, un pequeño descuido puede costar demasiado caro.






